Por Martha Sandoval – 29 de Marzo del 2022
Tras el encuentro el gobierno ruso anunció que, con el fin de generar confianza, reducirá drásticamente la actividad militar alrededor de la capital, Kiev, y de Chernihiv, en el sur del país invadido. De todas maneras, Moscú aclaró que “no se trata de un alto al fuego” y advirtió que una de sus exigencias es que los “nacionalistas ucranianos”, según ellos apostados en Mariúpol, depongan las armas.
Por su parte, el gobierno de Volodímir Zelenski insistió en que antes de firmar un acuerdo y abandonar sus aspiraciones de entrar a la OTAN deberá recibir garantías de seguridad para su territorio de parte de Israel, Polonia, Canadá y Turquía. Además, es la primera vez que Kiev pone sobre la mesa la situación de la península de Crimea, que desde 2014 se anexó a Rusia mediante un referéndum que Ucrania considera ilegal.
Varios líderes mundiales celebraron el avance en las conversaciones, pero el vocero del primer ministro inglés, Boris Johnson dijo que el Reino Unido no apoyará nada más que una retirada completa de las tropas rusas del territorio ucraniano.
Mientras tanto, cuatro países europeos pidieron hoy la expulsión de diplomáticos rusos. Holanda, Bélgica, República Checa e Irlanda sostienen que los funcionarios de Vladimir Putin acreditados en sus naciones utilizan su estatus diplomático para hacer gestiones distintas a las que les corresponden, en desacuerdo con las normas internacionales de conducta y que son una amenaza para la seguridad.
En España, el gabinete ministerial empezó a estudiar el plan de manejo de crisis presentado por el presidente Pedro Sánchez. Al tiempo, el mandatario rindió cuentas ante el Congreso de los Diputados, donde se enfrentó a los cuestionamientos de los legisladores de la oposición, quienes piden que se añada una reducción de impuestos a las medidas de recuperación.